Todo por servir se acaba. Esa es una verdad. No obstante, ¿alguna vez te has cuestionado cada cuánto cambias de auto, de celular o de PC? ¿Cada cuánto “necesitas” renovar tu guardarropa? Quizá hayas notado que la vida de algunos objetos es bastante corta. Incluso, quedando obsoletos rápidamente o deteriorándose de tal forma que una reparación parece demasiado costosa o prácticamente imposible.
¿Realmente es así? Impact Click lo analiza para ti.

Qué es la obsolescencia programada
La obsolescencia programada es la vida útil que el creador de un producto otorga a este. En palabras sencillas, se trata del tiempo que podrás utilizar un objeto antes de que comience a fallar, necesite reparaciones o quede inútil. Más allá del desgaste propio del uso, algo inevitable, este tipo de deterioro forma parte del diseño de los productos, y han sido planificados para estimular la compra de productos nuevos.
Como fenómeno no es algo nuevo. En realidad, la estrategia se originó en los años 20 del siglo pasado, en pleno estallido de la era del consumo y previendo la era de la depresión en Estados Unidos. Precisamente, en 1924, los principales fabricantes de bombillas eléctricas acordaron limitar la vida útil de sus productos, reduciéndola de 1000 a 2500 horas. La idea de fondo fue muy sencilla: “instalar en el comprador el deseo de poseer algo un poco más nuevo, un poco mejor, un poco antes de lo necesario”.
A partir de ese momento, surgiría un modelo negocio basado en el concepto “comprar, usar y tirar”, el cual sería impulsado por GM como respuesta empresarial a la crisis del 29. Finalmente, durante la década de los 50, sería bautizada tal como hoy la conocemos.
Existen tres tipos de obsolescencia:

El impacto a largo plazo
En la actualidad, la obsolescencia programada representa un problema de sostenibilidad que debe ser atendido. Tan solo en México, la generación de basura tecnológica supera las 1, 211,580 toneladas, dejando fuera de cualquier proceso de reutilización al 90 % del desperdicio.
Tal como lo indicó Ricardo Ortiz Conde, director general de Gestión Integral de Materiales y Actividades Riesgosas, de la Semarnat:
Sólo se recicla el 10% de los residuos que se generan en el país, hay ciertos procesos que no existen en México, como es la parte de la refinación, lo que genera una traba más para resolver la problemática, sin embargo es posible establecer políticas de reciclaje donde empresas, sociedad civil y gobierno puedan reducir este tipo de desechos.
Economía circular
¿La alternativa? Un modelo que opte por la reutilización, el reciclaje y la planificación.
Es cierto que lo primero que nos viene a la mente es la tecnología. Sin embargo, la obsolescencia programada es una problemática sistémica que no se limita a la duración de los productos, sino que abarca la disposición de los desechos, el aprovechamiento de estos, la explotación de y la acumulación de recursos. Esto significa que está presente en nuestra economía y es una práctica frecuente en todo tipo de industria.
Por supuesto, la discusión ha ganado relevancia con el tiempo y se han planteado soluciones globales al respecto. En Francia, por ejemplo, la obsolescencia programada ya está legislada. Desde 2017, los fabricantes son sometidos a criterios y estándares de durabilidad. En México, por otro lado, aún se encuentra en proceso la incorporación sobre estas prácticas. En 2019 fue presentada una iniciativa que permita regular los servicios y productos que contemplen obsolescencia programada.

¿Quieres saber más? En Impact Click contribuimos a la digitalización de proyectos socio ambientales y de emprendimiento social a través de Nuevas Tecnologías y Herramientas de Marketing Digital. Conócenos. Causa impacto con un click.